Género y educación superior fue el tema central del seminario que organizó la Escuela de Trabajo Social, sede Concepción, y el Centro de Políticas Públicas y Ciudadanía de la Universidad del Bío-Bío.
El programa contempló las exposiciones de la directora del “Foro Ciudadano” y miembro de la organización feminista, Vicky Quevedo, quien dio una contextualización histórica del feminismo, donde explicó que el objetivo es dar a conocer a las mujeres más jóvenes de hoy que incluso el feminismo de su época se inspiró en las feministas de antaño, “cuando tenía 28 años descubrí que mi feminismo no era sólo mío, sino que tenía historia para atrás. Los historiadores chilenos eran de tal machismo que nunca investigaron de esos temas y uno se siente pobre culturalmente, fue triste mirar para atrás y ver que no había nada, no porque no existiera, sino que no había se había investigado. Ese el gran rol que cumplió Julieta Kirkwood, ella investigó desde las ciencias sociales, y se da cuenta que las mujeres lucharon y mucho, como por el derecho a leer, estudiar, ingresar a las universidades, entre otras cosas”, comentó.
En ese sentido Quevedo aseveró que el feminismo es un movimiento joven que siempre está abriendo nuevas ventanas e invita no sólo a las mujeres, sino que a la sociedad entera a cambiar. “Para mí que exista esta ola feminista es un regalo, nunca me imaginé que iba a estar viva para ver en mi país a tantas mujeres movilizadas, en las 15 regiones”, sentenció.
En tanto, la jefa de la carrera de Trabajo Social e integrante de la Comisión de Género de la Agrupación de Universidades Regionales de Chile (AUR), Soledad Reyes, abordó el tema La experiencia universitaria: ¿Es igual para hombres y mujeres?, dando a conocer el estudio que se realizó en 27 universidades del país durante el segundo semestre de 2017 y que se presentó al Consejo de Rectores en enero de 2018.
El estudio da cuenta de las diferencias existentes entre hombres y mujeres dentro de las instituciones de educación superior. En relación a la representación de las mujeres en espacios de poder, mientras más altos son los cargos en la jerarquía de la organización, se amplía la brecha en desmedro de las mujeres. A menor rango de jerarquía hay más mujeres, “sólo basta ver que en ninguna universidad hay rectora, por lo tanto, hay una ausencia total en ese espacio de poder. Hay una situación de desigualdad dentro de la educación superior que posiciona a las mujeres en un lugar de subordinación respecto de los hombres en todos los niveles y estamentos”, precisó.
En el instrumento que data de fines del año pasado también se consultó por las políticas de género que operan dentro de las universidades. De las 27 sólo una cuarta parte manifestó tener una política al respecto, y de ellas todas están en Santiago, de eso el 43% señala que hay falta de interés. “Estos son los datos previos a esta ola feminista, por tanto al volver ahora a la calma, queremos dar señales que el movimiento continúa, pues somos un grupo aún interesado en generar cambios. Como institución pública además tenemos una responsabilidad mayor, pues no sólo producimos ni reproducimos conocimiento, sino que también valores y creencias, por ello es necesario entender que los estudiantes que formamos hoy, a futuro serán parte de otros espacios públicos y privados, en definitiva aportamos con esto al cambio general, pues los estudiantes tendrán un sello que les permitirá contribuir a esos espacios que integrarán”.
El seminario contó además con dos representantes de las Mujeres Autoconvocadas de la UBB, Casandra Rubio y Eva Saavedra, quienes expusieron sobre ¿Género o feminismo en la educación superior?, explicando cómo fue el proceso que vivieron en las movilizaciones, las que culminaron con la firma de un petitorio con el rector de nuestra Universidad, Héctor Gaete. El movimiento, expresaron, nació con la idea de generar una propuesta entendiendo las dificultades y diferencias de género que observaron dentro de la institución. Dentro del petitorio se priorizó la incorporación de políticas de género a nivel institucional y la desvinculación de hombres acosadores y abusadores para con las estudiantes.
Señalaron además que la movilización tuvo un cariz diferente, pues no sólo involucró una mejora para la educación sino que implicó un crecimiento personal para cada una de ellas y con el enfoque de crear un espacio seguro para todos, fue un proceso muy autocrítico y con sororidad, pues se contaron sus respectivas experiencias y se compartieron saberes. Afirmaron que fueron capaces de generar tantas cosas que eso ya no se disolverá con amedrentamientos u hostigamientos, porque va mucho más allá, con propuestas de nuevas formas de hacer política, de relacionarnos y de crear espacios. Ahora se nos viene otro trabajo, sostuvieron, el madurar el tema, acompañar a las compañeras que han denunciado, a que sus procesos sean lo más llevadores posibles, que existan mecanismos institucionales especiales para aquellos efectos, entre otros objetivos.